#Corpas50Años Mi Anécdota Corpista por el Dr. Juan Carlos Velásquez.

El Dr. Velásquez, Director del Departamento de Bienestar Universitario y Docente de la Escuela de Medicina, nos comparte su anécdota con nuestro Fundador.

“En mi primer día de clases, llegamos muy temprano. La bienvenida nos la dio el Dr. Piñeros y aunque se dirigía en general a todo el grupo, yo sentí que mucho de lo que dijo, me lo estaba diciendo directamente a mí. Lo que él decía se aplicaba a mi historia de vida. Un de las cosas que nos dijo es que, si queríamos, esta institución se podía convertir en un proyecto de vida y en un segundo hogar.”

“Para poder hacer esto realidad, el primer paso se me presentó pocos años después cuando existió la posibilidad de convertirme en monitor. Lo consulté con mi papá y él me dijo una cosa muy sencilla y muy sabia: “En la vida hay que ir abriendo puertas. inténtalo, quien quita que esa posibilidad de ser monitor más adelante te abra más puertas.”  

“Entonces yo me preparé; en esa época teníamos un examen que consistía en la presentación de una pequeña clase, en la que al final seríamos evaluados por unos jurados. Yo preparé muy juiciosamente mi intervención, cuyo título era “El papel de la inmunidad celular en el asma”. El día de la presentación llegué al lugar, al ser de apellido “Velásquez” voy al final de cualquier lista, lo cual no ayudaba mucho a los nervios. El jurado ese día era fantástico, estaba conformado por el Dr. Jorge Piñeros, el Dr. Luis David Montaña y el Dr. Forero.” 

“El momento en el que me tocó presentar mi tema, quién me llamó fue el Dr. Montaña. Yo entré y estaban los tres jurados sentados en primera fila. Al verme llegar, el Dr. Piñeros me saludó y me dijo: “Cuando usted quiera Dr. Velásquez”. Entonces comencé y fui a anotar el título de la presentación en el tablero. Cuando me volteé, los jurados comenzaron a hablar entre ellos.”.

“Tan grandes eran mis nervios que yo pensé que me estaban hablando a mi o que estaban hablando sobre mí. Entonces dejé de hablar y escribir, me giré para mirarlos y entender lo que me estaban diciendo. Al girarme me di cuenta que lo que estaban diciendo no tenía nada que ver conmigo, solo estaban hablando entre ellos. Cuando vieron que yo paré, también dejaron de hablar, me miraron y caí en cuenta que no era conmigo. Entonces me volteé y terminé de escribir el título en el tablero y comencé a hacer mi presentación”.

“A los pocos momentos el Dr. Piñeros interrumpió la presentación y me dice: “Doctor no necesita decir nada más. Usted con su silencio y su mirada nos exigió respeto para su presentación, esa es la actitud que necesita un docente. Por lo tanto, le puedo comunicar que usted ha sido aceptado”.

“Muchos años después, la Fundación Universitaria Juan N. Corpas se ha convertido en un segundo hogar para mí y en mi proyecto de vida.”

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