La mala alimentación de niños y adolescentes es debida a diferentes circunstancias, entre ellas los malos hábitos alimenticios que vienen de generación en generación en los núcleos familiares.
“Lo principal siempre será la información, una información que venga desde casa. Los niños no aprenden porque uno les diga ‘esto es bueno’ o ‘esto es malo’, los niños aprenden por el ejemplo. Lo primero es que esto tiene que partir desde casa, desde el hogar, con las buenas recomendaciones”.